VER PARA CREER.
El Athletic remató al United, de azul, en San Mamés dentro de los octavos de final de la Europa League. En Bilbao, a modo y manera de lo sucedido una semana antes en Old Trafford, sólo hubo un color: el rojiblanco.
Al líder de la Premier no le quedó otro remedio que resignarse a su suerte. La Catedral ha vibrado como en las grandes noches. No ha habido margen para el respiro desde mucho antes de que el balón empazase a rodar. La fiesta ha comenzado en el Botxo y terminó dentro y fuera de los aledaños de San Mamés. El equipo de Bielsa volvió a cautivar a su afición. Tampoco hubo margen para la especulación. Los leones salieron a ganar y no pararon de correr hasta el preciso instante en que el colegiado señaló el pitido final. Llorente, tocado, permaneció sobre el terreno de juego el tiempo justo para encarrilar la contienda con un gol marca de la casa. De Marcos, con ayuda involuntaria de un rival, completó la faena tras el descanso. Rooney redujo distancias con un espléndido zapatazo que aplaudió de manera unánime la afición bilbaína.
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