Objetivo cumplido.
Cuesta imaginar viendo lo visto ayer en San Mamés que el modesto HJK vaya a ser capaz de meter siete goles al Athletic la semana que viene en Finlandia. La fase de grupos de la Europa League, por tanto, contará en el bombo con la bolita y el nombre del equipo bilbaíno.
El partido de La Catedral resultó mucho más sencillo de lo que en un principio cabría esperar. El Helsinki apenas opuso resistencia a los pupilos de Bielsa. Su potencial distó mucho del mostrado semanas atrás por el Slaven o hace unos años por el Young Boys o el Tromso. Los fineses se rindieron a la evidente superioridad local sino en un abrir y cerrar de ojos, casi.
Aduriz se encargó de abrir la lata con un remate de cabeza marca de la casa. Luego, tras el descanso, volvió a repetir suerte de cara a gol y se fue del terreno en medio de una sonora ovación. Parte del fondo norte aprovechó la coyuntura para cantar a coro "¿Y Llorente qué, y Llorente qué?" e insistieron más tarde en su hit. La tonadilla, a tenor de los pitos escuchados, hartó al resto de los graderíos.
Los leones, como ya sucediera ante el Betis, se dedicaron a lo suyo. Se notó desde el pitido inicial que los pupilos de Bielsa tenían ganas de gustar y gustarse, de demostrar a propios y extraños que hay nivel, que el grupo está por la labor de volver a ofrecer las alegrías de la temporada pasada. El HJK ayudó de manera importante a que la fiesta que se vive estos días en Bilbao en forma de Aste Nagusia se trasladara al mítico estadio rojiblanco.
El choque quedó visto para sentencia en el primer tiempo. Al golazo de Aduriz se le sumaron después otro par de tantos firmados por Susaeta e Iñigo Pérez, respectivamente. A la vuelta de vestuarios, el propio Aduriz y Susaeta sellaron la 'manita' de bienvenida a la fase de grupos. No fueron las últimas dianas porque cuando el público aún cuestionaba a Iraizoz por estar a punto de recibir un gol desde campo contrario,Iraola firmó el sexto.
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