Granada C.F. 1 - Athletic Club de Bilbao 2
Granada y Athletic sabían de antemano que la derrota en los Cármenes condenaba a cualquiera de los dos a los puestos de descenso. El partido, bajo tal perspectiva, adquiría una dimensión especial para ambos contendientes. Anquela, de entrada, apostó por reforzar el centro del campo y dejar arriba como delantero específico a El Arabi. Bielsa, por su parte, volvió a ser fiel a su ideario futbolístico y tiró del mismo once titular que había presentado una semana antes en San Mamés frente al Getafe. Los andaluces asumieron la iniciativa del juego de arranque ante un conjunto bilbaíno puesto atrás y sin demasiada claridad a la hora de combinar. El signo del encuentro varió de forma radical a partir del minuto 11 cuando Muñiz, muy cerca de la acción, decretó penalti de Diakhaté sobre Aduriz por un supuesto codazo. El delantero rojiblanco transformó la pena máxima en medio de las lógicas protestas de la hinchada granadina. El equipo de Anquela, pese a este duro varapalo, siguió a lo suyo e incordió en lances aislados a un seguro y bien protegido Iraizoz. El Athletic aprovechó la coyuntura para buscar las espaldas a los andaluces al contraataque. Aduriz, el más inspirado de la noche, volvió a dejar su impronta goleadora con un tanto marca de la casa. Los leones controlaron la situación hasta el descanso sin mayores agobios.
El Granada salió a por todas en la segunda mitad y acortó pronto distancias en el marcador por medio de El Arabi. Bielsa, consciente del cambio de coyuntura, optó por retirar a un desacertado Iturraspe para meter a San José. El conjunto bilbaíno mejoró a partir de ahí. El propio navarro remató pronto a la madera y De Marcos perdonó acto seguido ante Toño.
El partido estaba abierto. El balón iba y venía de una portería a otra sin que nadie acertar a controlar el juego. Aduriz, el goleador de la noche, pidió entonces el cambio por problemas físicos. Llorente compareció en su lugar. Anquela, por su parte, metió al delantero Floro Flores por el central Diakhaté. Todo o nada.
El Granada apostaba por el ataque, pero con el riesgo asumido de morir al contaataque. La entrada del lateral Castillo por el extremo Ibai resultó significativa en el Athletic. Bielsa pasaba a jugar los minutos finales con una defensa de cinco. Lógico porque Anquela también había sacado al césped a Ighalo y Orellana. Floro Flores la tuvo al filo del final, pero Iraizoz metió una buena mano. El Athletic traspasó sus angustias al Granada
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